"Nosotros no determinamos la culpabilidad de nadie, y no dictamos su castigo. Nosotros somos simplemente los fríos instrumentos que llevan a cabo la venganza del Emperador. No existe forma alguna de matar que no conozcamos; no existe forma alguna de terror que no podamos utilizar; no existe enemigo alguno que pueda escapar de nosotros. Somos la espada de la justicia que busca la garganta de los traidores; Somos la bala que se aloja en el cráneo de los herejes; somos el veneno que mata al alienígena."

Decreto asesinorum

domingo, abril 26, 2009

Cuatro corazones, con freno y marcha atras...

Acto 2...

(Se va por la izquierda. Quedan solos Valentina y Ricardo)

Valentina- ¡A Europa!

Ricardo- ¡A Europa!

V- Otra vez a la civilización con todos los sufrimientos que la civilización reserva.

V- Si hubiéramos podido presumir que íbamos a llegar a esto.

R- Si; si hubieramos podido presumirlo...

V- (Acercandose a el y apoyandose en su hombro.) Pero nos queriamos mucho...

R- Mucho!!!

V- ¿Y que enamorados no hubieran recibido con jubilo una cosa que les permitira prolongar el amor años y años infinitamente? ¿No recuerdas la emocion y la alegria con que aquella tarde, al tomarnos las sales me dijiste: "!Es la primera vez que un enamorado puede preguntar y con razon que le van a querer siempre!"

R- Si. Lo recuerdo. Pero para la humanidad, hasta la palabra "siempre" tiene un sentido limitado, y solo para nosotros tiene un sentido exacto la palabra "siempre"... !Y es horrible!

V- El pensar que hubo un dia en el que nos regoijaba a idea de que, gracias a la inmortalidad, conoceriamos a nuestros nietos, bisnietos e hijos de bisnietos y nietos de bisnietos!... !Y ya ves ni la vejez de nuestros jijos hemos podido resistir! Porque todos los padres al envejecer y degenerar con los años, sienten el goze de contemplar la juventud arrogante de sus hijos, y nosotros hemos asistido a la decadencia y a la degenaracion de los nuestros, mientras nosotros consevabamos una juventud que les correspondia a ellos. Y era como si se la robasemos.

R- Nuestra juventud, Valentina, no es mas que exterior. Aunque no se envejezca, se envejece. Fijate y ya tengo noventa y tres años y tu ochenta y ocho. Y por mucho que queramos olvidarla, la verdad es que en nuestras almas, casi centenarias, ya no hay deseos, ni ilusiones, ni entresueños; ya no hay mas que esa cosa helada que es la senectud.

V- Si, pero sin embargo, yo... Hay dias que recobro los animos y pienso en que, si hicieramos un esfuerzo sobre nosotros mismos, quizas lograramos vernos mutuamente de otra manera.

R- ¿De que otra manera?

V- Como antes. Como entonces.

R- (Rompiendo a reir) Como entonces... Con dos hijos ya viejos... Con una nieta que no tardara en casarse... Y con casi un siglo en el alma... ¿Asi crees que podemos llegar a vernos como antes?
(vuelve a reir) Valentina, eres una vieja loca...

V- (Desesperada) Pero la vida asi es un infierno...

R- Claro que lo es... ¿Te enteras ahora?

(Valentina y Ricardo se alejan hablando mientras suena la melodia de fondo)




//100 Años... je.